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Nasturtium officinale, Rorippa nasturtium aquaticum. Berro, berros, mastuerzo de agua

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Rorippa nasturtium aquaticum.

Rorippa nasturtium aquaticum.

Una de las plantas silvestres más apreciadas para el consumo es el berro Rorippa nasturtium aquaticum o Nasturtium officinale, como se le denomina científicamente, aunque en muchos lugares se empleaban como alimento para las gallinas y otros animales de granja sin reparar en sus cualidades culinarias.

Los berros pertenecen a la familia de las crucíferas como las coles, el brécol, el nabo, la coliflor o la rúcula, y son una planta acuática o semiacuática rastrera y flotante que vive en ríos, manantiales y cursos de agua, es decir, en medios donde el flujo de agua es constante.

El olor y el sabor de los berros es picante, de hecho, el término nasturtium que se emplea en su nombre científico proviene  del latín, nasus (nariz) y tortus (torcido), por el carácter irritante que su olor produce en la nariz. El responsable de esta reacción es una sustancia llamada gluconasturtina que tiene propiedades insecticidas, y que si se degrada puede provocar irritaciones. Por ello es conveniente comer los berros siempre muy frescos. La gluconasturtina puede producir reacciones dolorosas en personas con sensibilidad en la vejiga urinaria, por lo que estarían contraindicados para quienes sufran este tipo de dolencia.

Como planta medicinal no tiene usos muy específicos, pero el berro posee vitaminas A,C,D y E, contiene hierro y yodo.

En la recolección de los berros hay que ser extremadamente cuidadosos. La fasciolasis es una enfermedad ocasionada por un parásito denominado Fasciola hepatica o duela del hígado, un tipo de gusano plano que afecta al hígado y puede ocasionar cirrosis, anemia y problemas hepáticos graves.

Los berros son responsables de muchas de estas infecciones. En principio, los portadores del parásito fasciola son las vacas y ovejas, que tanto abundan pastando libremente en nuestros montes y campos. Los huevos de este parásito son expulsados por los animales a través de sus heces, que en muchos casos acaban en el agua de los arroyos, como cualquiera que haya pateado el campo o el monte ha podido observar. Para continuar su desarrollo, estos parásitos acaban hospedándose en caracoles de agua dulce, normalmente del género Lymnaea, y de ellos migran a las plantas acuáticas a las que se adhieren, a la espera de que otro animal las consuma y así infectar a un nuevo huésped comenzando el ciclo. Si el consumidor es humano, el parásito no hace distinciones. En España, la mayor incidencia de este parásito se produce en zonas del norte: Asturias, País Vasco y Galicia, que es donde el caracol que hace de vector es más abundante.

La enfermedad cursa con un dolor abdominal agudo que en unas horas acaba remitiendo. Es precisamente cuando ha remitido el dolor y el afectado deja de preocuparse cuando el parásito se aloja en el hígado, donde ya sin dolor, pero de una forma constante e implacable, puede permanecer hasta 13 años dañando este órgano vital. En la actualidad, en los países desarrollados existen medicamentos eficaces contra el parásito. El problema es que el afectado no es consciente de ser portador, y solamente cuando la anemia o los síntomas del deterioro hepático son grandes, se somete a las pruebas diagnósticas, momento en el que el daño ya se ha producido y es irreparable.

Tradicionalmente se ha advertido de los posibles parásitos de los berros y hay muchas “recetas” para prevenirlos: lavarlos con agua corriente, usar unas gotas de lejía, recoger los berros en las cabeceras de los ríos y en el origen de los manantiales… Teniendo en cuenta que el riesgo de infección es alto y que se ha comprobado que el aumento global de temperaturas favorece la proliferación del parásito, lo más aconsejable es comprar los berros envasados y con todas las garantías sanitarias. ÁNGEL S. CRESPO  para GUADARRAMISTAS



Pisaura mirabilis

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Pisaura mirabilis protegiendo su ooteca.

Pisaura mirabilis protegiendo su ooteca.

 

Pisaura mirabilis pertenece a la familia Pisauridae, una familia que comprende más de 500 especies conocidas en todo el mundo. Los pisáuridos viven en el suelo y sobre las hojas de las plantas. Algunas especies están adaptadas a caminar sobre la superficie del agua, gracias a unos pequeños pelillos que les permiten flotar.

Se las denomina arañas lobo, aunque realmente las conocidas comúnmente como arañas lobo pertenecen a la familia de los licósidos, Lycosidae. Ambas tienen en común la misma forma de cazar; no utilizan telas, sino que capturan a sus presas persiguiéndolas, saltando sobre ellas y atrapándolas con su patas delanteras.

Lo más curioso de Pisaura mirabilis es el cortejo nupcial que organizan los machos. Las hembras tienen una longitud de 1,5 cm y son algo más grandes y fuertes que los machos. Ante la posibilidad de no ser bien recibido por la hembra, el macho captura un insecto, lo envuelve en un capullo de seda y acude a “presentarse” ante ella ofreciéndole el obsequio. Si la hembra rechaza el regalo el macho lo intenta con otra hembra, y si finalmente no consigue ser aceptado por ninguna, se come el regalo. Si la hembra acepta el apetitoso insecto envuelto en seda, el macho copulará con ella mientras ella lo come. De esta forma, el macho consigue que la hembra esté entretenida durante las horas que dura el apareamiento, y tenga sus peligrosos quelíceros dedicados al alimento y alejados de él.

La hembra de Pisaura mirabilis depositará los huevos en un pequeño capullo móvil –ooteca- que transporta entre sus quelíceros, o lo que es lo mismo, entre sus “colmillos” durante un par de semanas. Antes de la eclosión de las crías, construye una especie de capucha o carpa de seda donde dejará anclado el capullo. Al nacer, las pequeñas arañitas tienen un cobijo bajo esa capucha de seda que su madre estará vigilando permanentemente, hasta que se valgan por sí mismas e inicien su vida independiente.

Pisaura mirabilis puede observarse frecuentemente en márgenes boscosos, quieta sobre las plantas y con las patas delanteras extendidas a la espera de alguna presa, preferentemente moscas. Su actividad se desarrolla entre los meses de mayo y agosto. Se alimenta de moscas, pero también de saltamontes y otros pequeños insectos. ÁNGEL S. CRESPO para GUADARRAMISTAS

Pisaura mirabilis.

Pisaura mirabilis.

Pisaura mirabilis esperando alguna presa.

Pisaura mirabilis esperando alguna presa.


El Castillo de Manzanares el Real. El poder de los Mendoza

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Castillo de Manzanares el Real.

Castillo de Manzanares el Real.

 

La característica estampa del Castillo de Manzanares el Real es el vivo recuerdo de la familia más poderosa de la Sierra de Guadarrama, los Mendoza.

Por todos es sabido que la nobleza tiene su origen en agradecimientos y pagos efectuados por la corona. Nada mejor que echar una mano al monarca de turno o a su familia para recibir a cambio una tierras y un título. Así se han perpetuado los títulos nobiliarios durante siglos. Un tatarabuelo dio la cara por un rey en una batalla, y a cambio de ello, el resto de sus descendientes mantienen de por vida el reconocimiento, aunque no sean capaces de hacer la “o” con un canuto, o hayan salido cobardes, que el valor o la lealtad, que se sepa,  no son genéticos.

Sin que ello signifique prejuzgar a los Mendoza, no sabemos cómo eran o cómo son, el caso es que la familia hizo fortuna gracias a un mayordomo real allá por el año 1383. Cierto es que no se trataba de un mayordomo de esos de guantes blancos que eligen la vajilla, era Mayordomo Mayor, algo así como un hombre de máxima confianza del rey que se encargaba de la administración, las finanzas y la contabilidad.

La historia se remonta a muchos años atrás, desde que madrileños y segovianos empezaron a pelearse por el dominio de la tierras serranas, entre las que se encontraban las del Real de Manzanares. Los diferentes monarcas habían ido haciendo transferencias de poder entre Madrid y Segovia, que incluían tierras que temporalmente estaban bajo el dominio de unos u otros.  Así diríamos que iban los reyes  “apagando fuegos” pero no tardaban en encenderse otros; que si esos aprovechamientos son míos, que si ese poblado me pertenece… Segovianos y madrileños, bien, lo que se dice bien, nunca se han llevado. Ni siquiera, hoy día, se ponen de acuerdo en la denominación de la Sierra de Guadarrama, que aunque ya la tenga, “de Guadarrama”,  es llamada por los madrileños “Sierra de Madrid”, para enojo de los segovianos, que con razón no aceptan tal apropiación. Curiosamente, la mayor parte de los pueblos serranos de Madrid tienen su origen en repoblaciones efectuadas con vecinos de las tierras de Segovia. Cosas inexplicables de los conflictos.

En medio de tal desencuentro, el rey Alfonso X el Sabio tomó la salomónica decisión en 1239 de quedarse con todo, “ni para unos ni para otros”, todo para el rey y se acabaron las disputas. Y esta decisión, acompañada de ciertos privilegios, aprovechamientos y usos para las dos partes, supuso casi un siglo y medio de paz. Los distintos monarcas e infantes iban heredando las tierras del Real de Manzanares y no había nada que discutir entre segovianos y madrileños.

Pero hay algo en los gobernantes que les hace tender a la privatización, aunque pasen los siglos las querencias se mantienen. En 1375, el monarca Enrique II comenzó a repartir tierras y adjudicó muchas de las del Real de Manzanares y Buitrago a su mayordomo Pedro González de Mendoza.

Comienza el poder de los Mendoza gracias al mayordomo Pedro, y por si fuera poco, Pedro González de Mendoza resultó ser un héroe. En 1385 salvó la vida al monarca Juan I en la Batalla de Aljubarrota, al cederle al rey su caballo para que huyera quedándose en tierra esperando la muerte, que la halló,  mientras el rey se perdía en la distancia salvando su real vida. Así se narraba la heroica historia en un romance de Hurtado de Velarde en el s. XVII:

Si el caballo vos han muerto,

sobid, Rey, en mi caballo

y si no podeis sobir,

llegad; sobiros hé en brazos.

Poned un pie en el estribo

y el otro sobre mis manos;

mirad que carga el gentio;

aunque yo muera, libradvos.

Un poco es blando de boca,

bien como a tal sofrenaldo

afirmandoos en la silla,

dadle rienda, picad largo…

Dixo el valiente alavés

señor de Fita y Buitrago

al Rey Don Juan el primero

Y entrose a morir luchando…

 

Agradecido que era el rey, no es para menos, el 1386 entregó el Sexmo de Lozoya a Diego Hurtado de Mendoza, hijo de Pedro. Con ello, el poder de los Mendoza se hizo aún mayor.

El actual Castillo de Manzanares el Real es el segundo de los castillos construidos en Manzanares el Real. El primero, situado cerca del cementerio de Manzanares solamente conserva restos de sus muros.

El actual castillo, situado al lado opuesto de donde se ubicaba el primero, se inicia en el año 1475 por orden de Diego Hurtado de Mendoza, primer Duque del Infantado, y se finaliza bajo la dirección de Juan Guas, arquitecto del Palacio del Infantado de Guadalajara, siendo duque Íñigo López de Mendoza, hijo de Diego Hurtado de Mendoza. Para llegar a su estado actual ha sido objeto de diversas reformas y transformaciones.

El proceso autonómico de la Comunidad de Madrid se inició en este castillo en 1981, y en 1982 albergó la constitución de la Asamblea de parlamentarios de Madrid que llevó a cabo la redacción del Estatuto de Autonomía. ÁNGEL S. CRESPO  para GUADARRAMISTAS

 


Aglaope infausta. Oruga de piñón, orugueta, royega

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Aglaope infausta, también conocida como oruga de piñón, orugueta o royega es el nombre de este lepidóptero perteneciente la familia Zygaenidae

Aglaope infausta.

Aglaope infausta.

A pesar de su bonito aspecto y color, puede constituir una plaga para frutales y otras especies vegetales. Especialmente dañado puede resultar el majuelo Crataegus monogyna, especie que algunos años puede resultar gravemente defoliada, aunque también afectan a los endrinos Prunus spinosa o a los serbales Sorbus aria. Entre los frutales prefieren almendros, cerezos, albaricoqueros, melocotoneros, manzanos o perales.

Las larvas de Aglaope infausta viven prácticamente todo el año refugiadas en estructuras de seda y ocultas entre la corteza y fisuras de los árboles que parasitan. Cuando el árbol empieza a echar sus hojas las pequeñas larvas emergen y vorazmente dan cuenta de las hojas, a las que solamente dejan el esqueleto de sus nerviaturas.

Una vez alimentadas, las larvas inician su transformación enterradas en el suelo en un capullo de seda, de donde emergerán como adultas a comienzos de julio. Su vida como mariposas adultas es muy corta, apenas unos días hasta comienzos de agosto. Durante ese tiempo, la única tarea de Aglaope infausta es reproducirse, y es cuando las podemos ver sobre las ramas de las plantas que constituyen su alimento, concentradas en sus tareas reproductivas.

Las hembras fecundadas hacen sus puestas de huevos, entre 200 y 400 cada una, en las resquebrajaduras y fisuras de los árboles, donde comenzará el nuevo ciclo de este vistoso lepidóptero de infausto nombre.

Su distribución es amplia, prácticamente por toda la Península Ibérica salvo la región noroccidental y la franja cantábrica.

En la actualidad el control de las plagas de Aglaope infausta en los frutales se realiza con insecticidas, que han sustituido al descortezado invernal de los árboles con el que se destruían los nidos de larvas, y a la aplicación en los troncos de una mezcla de alquitrán y cal. ÁNGEL S. CRESPO para GUADARRAMISTAS

A. infausta.

A. infausta.


Calendula arvensis. Maravilla silvestre, hierba del podador

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La caléndula o maravilla silvestre Calendula arvensis pertenece a la familia de las compuestas, Compositae, y es una de las primeras en florecer tras los fríos del invierno

Calendula arvensis.

Calendula arvensis.

Si las condiciones climáticas lo permiten Calendula arvensis puede verse incluso en el período invernal. Los tallos pueden crecer hasta una altura de 30 cm, aunque por lo general suelen ser de menor tamaño.

Florece en todo tipo de terrenos: pastizales, bordes de caminos, campos de cultivo, dehesas boyales y cunetas de las carreteras.

Sus flores destacan por su intenso color amarillo yema y resultan muy ornamentales entre el verde intenso de los campos primaverales. Es por ello por lo que recibe el nombre común de maravilla silvestre, además de por algunas virtudes medicinales.

La caléndula, ya sea Calendula arvensis o la especie Calendula officinalis, se ha utilizado, de forma externa, como cicatrizante de heridas, de ahí su nombre, hierba del podador, nombre que se aplica a otras plantas silvestres con similares facultades cicatrizantes como Agrimonia eupatoria. También es  eficaz en aplicaciones cosméticas como relajante de la piel y cicatrizante de grietas en pies y manos. En infusión se afirma que es emenagoga, o lo que es lo mismo, regula el flujo menstrual.

Los romanos también la utilizaban como colorante en sustitución del azafrán. Su nombre, caléndula, tiene también un origen ligado a Roma, a las “calendas”, que era como denominaban al primer día de cada mes, palabra de donde proviene “calendario”. La relación de este nombre se explica con diferentes teorías, unas dicen que la flor marca el transcurso del día, ya que se abre y cierra según el horario solar, pero eso es algo común a muchas plantas. Otra explicación se basa en que está presente a lo largo de todos los meses del calendario, y otra hace referencia a que las flores de la caléndula giran buscando siempre el  sol y marcando el transcurso del día. ÁNGEL S. CRESPO para GUADARRAMISTAS


Curculio elephas. Balanino

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© ÁNGEL SÁNCHEZ CRESPO. Curculio elephas. Balanino.

© ÁNGEL SÁNCHEZ CRESPO. Curculio elephas. Balanino.

Curculio elephas, también conocido como balanino o gorgojo de las bellotas, utiliza este fruto para depositar sus huevos.

Este ser con pinta de extraterrestre es un gorgojo perteneciente al orden de los coleópteros –entre los que se encuentran los escarabajos-, y a la familia de los curculiónidos.

Los insectos son los animales más numerosos del planeta Tierra y, dentro de ellos, los coleópteros. En el orden de los coleópteros ganan por mayoría los gorgojos, la familia más numerosa del reino animal, con más de 50.000 especies conocidas.

Curculio elephas recibe el nombre común de balanino o gorgojo de las bellotas y no solo utiliza las bellotas para depositar sus huevos, sino también para  dar cobijo y alimentación a sus larvas.

Destaca, en el aspecto de Curculio elephas, su larga trompa, que la hembra emplea en verano para perforar la bellota en la que pondrá sus huevos. Después, la larva vive en el interior del fruto, no solo de la encina, sino también del quejigo, roble, alcornoque y coscoja, durante todo el tiempo que la bellota permanece prendida del árbol. Cuando el fruto cae al suelo, el pequeño balanino, que ya se ha desarrollado parcialmente en el interior alimentándose del nutritivo manjar, ensancha el tamaño del agujero por el que la hembra introdujo el huevo y sale al exterior. Allí, en el suelo, se entierra y permanece oculto durante el invierno terminando su fase de metamorfosis. En el siguiente verano sale al exterior formado como un adulto de Curculio elephas y dispuesto a perpetuar la especie.

Por supuesto, este gorgojo de simpático aspecto, no parece tan amable a quienes se dedican a la bellota como modo de vida. Parece que los árboles afectados por Curculio elephas presentan un daño añadido conocido como “melaza” o “melosillo”, una secreción azucarada de las bellotas que las hace caer prematuramente y que además atrae a otros parásitos y hongos. Y es que la mamá balanina sabe bien donde perfora. Como todos hemos visto, muchas bellotas no caen del árbol cuando llega el otoño, algunas se quedan prendidas,  sin desprenderse de esa especie de tapa o cúpula que a modo de sombrerillo acoge a la bellota. Y eso es algo que la hembra de Curculio elephas no puede permitir, ya que si la bellota no cae, su larva no puede enterrarse en el suelo. Por ello perfora la bellota en un punto muy concreto que hace que ésta pierda savia y se contraiga lo suficiente para asegurar el desprendimiento del sombrerillo o cúpula, así como su caída prematura al suelo para garantizar la subsistencia de su larva.

La caída prematura de bellotas afectadas por Curculio elephas puede provocar daños intestinales a los animales que se alimentan de ellas en las dehesas, no por la presencia de la larva, sino por la falta de madurez que las hace poco digeribles. Sin embargo, ese consumo por parte de los animales es un medio de control biológico de las plagas, ya que al consumir la bellota antes de que la larva se entierre en el suelo se corta el ciclo biológico.

Curculio elephas está presente por toda la Penínusla Ibérica, lógicamente en aquellos lugares donde existan las fagáceas, árboles productores de bellotas. ÁNGEL S. CRESPO para GUADARRAMISTAS


Cistus ladanifer. Jara pringosa, estepa

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Flor de Cistus ladanifer.

Flor de Cistus ladanifer.

La jara pringosa Cistus ladanifer es probablemente una de las plantas más conocidas por sus inconfundible flores, su aroma y sus hojas pegajosas y brillantes.

La floración masiva de la jara, entre los meses de mayo y junio, supone un espectáculo visual. Los jarales vestidos de blanco aportan al campo un aspecto inconfundible similar al de una gran nevada pero en plena primavera, a lo que sin duda contribuye el tamaño de sus flores de hasta 10 cm de diámetro.

La jara pringosa ocupa suelos silíceos, pobres, con escasa vegetación. Los encinares degradados y zonas de tránsito entre encinar y robledal son el espacio que ocupa esta planta todo terreno capaz de sobrevivir en las condiciones más duras y en los suelos más difíciles. Es un arbusto perenne que puede llegar a alcanzar los 4 metros de altura, aunque lo normal es encontrarlos con menor porte, entre 1,5 y 2 metros.

 

Cistus ladanifer recibe su nombre científico de la pertenencia a la familia de las cistáceas Cistus, y del ládano, ladanifer, sustancia pegajosa y aromática que desprenden sus hojas.

El ládano es una sustancia resinosa que la planta emplea para evitar competencia de otras especies vegetales. Al parecer, inhibe el crecimiento de otras plantas, lo que viene muy bien a la jara que ya se las tiene que apañar en suelos pobres que no ofrecen muchos nutrientes que compartir.

Actualmente, el ládano se emplea en la industria de la perfumería, y antiguamente era muy apreciado como cicatrizante, sedante, desinfectante y para elaborar una sustancia que supuestamente ayudaba a curar las hernias. Para la recolección del ládano se empleaban cabras, a las que se dejaba en los jarales con la intención de que terminaran impregnadas de esta sustancia pegajosa. Posteriormente, se procedía a “peinar” a los animales y así separar de su pelo la preciada resina. Otro método más “moderno” y más higiénico era la cocción de las hojas de jara pringosa hasta conseguir una especie de pez o brea con la que incluso se llegaron a embrear las calles de algunas poblaciones zamoranas. Zamora es una de las provincias de España con más abundancia de esta planta.

Además del ládano, la propia madera de la jara y las hojas han tenido sus usos tradicionales. Las flechas o dardos usados en las ballestas medievales se fabricaban con madera de las ramas de jara, y de las hojas cocidas, junto a otras especies vegetales, se obtenía una sustancia que servía para curar las heridas que osos y otros animales causaban a los perros en las cacerías. De ello da fe el famoso Libro de la Montería del Alfonso XI.

Las flores de la jara son del gusto de las abejas y la miel obtenida es de excelente calidad y sabor.

Variedad de floración de Cistus ladanifer.

Variedad de floración de Cistus ladanifer.

En la actualidad, el uso de Cistus ladanifer como planta medicinal no es muy habitual. No obstante, entre sus propiedades medicinales se destaca el carácter balsámico del ládano, incorporado a jarabes para la tos y la bronquitis, como antiespasmódico y en el tratamiento de úlceras y gastritis.

La jara pringosa Cistus ladanifer se distribuye principalmente por Extremadura, centro y sur la de Península Ibérica, y es más escasa en el norte, Galicia y Cataluña.

En la Sierra de Guadarrama aparece en algunos puntos de forma abundante, en las zonas de degradación del encinar, roquedos y terrenos pobres de la rampa serrana. ÁNGEL S. CRESPO para GUADARRAMISTAS

Capullos florales de Cistus ladanifer. Se aprecia el brillo del ládano

Capullos florales de Cistus ladanifer. Se aprecia el brillo del ládano.

Jaral de Cistus ladanifer.

Jaral de Cistus ladanifer.

 


Solanum dulcamara, dulcamara, uvas del diablo

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Solanum dulcamara. Frutos

Solanum dulcamara. Frutos.

Solanum dulcamara, también conocida como dulcamara o uvas del diablo, presenta unas inconfundibles flores y unos frutos de un intenso color rojo que hacen que esta trepadora perenne no pase desapercibida, aunque lo intenta, ya que Solanum dulcamara suele enmarañarse y confundirse entre otras plantas cercanas a las riberas de los ríos y cursos de agua donde habita.

Solanum dulcamara pertenece a la familia de las solanáceas, un grupo de plantas entre las que se encuentran algunas de las más tóxicas que podemos encontrar en el campo.

El nombre dulcamara proviene de la conjunción de los calificativos dulce y amargo, y es que su sabor es en principio amargo y finalmente dulce; en latín la denominaban “amaradulcis”. El motivo de esta transformación está en el efecto que produce la saliva al separar los azúcares contenidos en los glucoalcaloides de la planta. No obstante, se recomienda no hacer la prueba, ya que Solanum dulcamara es una planta muy tóxica con efectos similares a la belladona. De hecho, los otros nombres hacen alusión a su condición de planta venenosa; matagallinas o uvas del diablo son lo suficientemente descriptivos.

En medicina se le atribuyen múltiples propiedades, lo cual no excluye su toxicidad. Bajo control médico  y en los preparados farmacéuticos supervisados profesionalmente, la dulcamara es narcótica, calma los ataques y espasmos de tos y asma, es diurética, sirve para tratar la gota y el reuma, y con los tallos se elaboran medicamentos para tratar los eczemas crónicos.

Los frutos aplicados sobre las picaduras de avispa calman la hinchazón y el dolor, probablemente por sus efectos narcóticos y sedantes.

Se han demostrado las propiedades antitumorales o anticancerígenas de la solamarina, uno de los glucoalcaloides de Solanum dulcamara.

Podemos encontrar esta planta trepadora por toda Europa, en lugares húmedos siempre cercanos a los cursos de agua. Florece entre los meses de junio y octubre, y los frutos en forma de racimos pueden observarse en otoño. ÁNGEL S. CRESPO para GUADARRAMISTAS

Solanum dulcamara. Flores.

Solanum dulcamara. Flores.

 



Jasminum fruticans, jazmín silvestre

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Jasminum fruticans. Flores.

Jasminum fruticans. Flores.

Jasminum fruticans o jazmín silvestre  es un arbusto que no supera el metro y medio del altura. Es el único jazmín silvestre autóctono que existe en Europa. Todos los demás jazmines, incluido el conocido, perfumado y muy usado en jardinería,  jazmín blanco, Jasminum officinale, son alóctonos, es decir, foráneos o provenientes de otros lugares del mundo, la mayoría de zonas tropicales de Asia.

El área de distribución de Jasminum fruticans abarca toda la región mediterránea desde la Península Ibérica a Turquía. En la Península está presente por toda la geografía, aunque se hace más raro cuanto más al norte.

Su hábitat lo forman los encinares, quejigares y bosques esclerófilos, en general, con presencia de pedregales y roquedos entre los que crece. Aporta cobijo a un importante número de mamíferos y aves, como conejos, liebres y perdices.  No suele estar presente por encima de los 1.500 metros, ni en zonas extremadamente frías o en las que no haya cierto grado de humedad.

El jazmín silvestre o jazmín amarillo pertenece a la familia de las oleáceas como el olivo, el aligustre o el fresno.

En cuanto a sus usos y propiedades medicinales, no podemos decir que sean muy relevantes, si bien se le atribuyen cualidades calmantes y sedativas. ÁNGEL S. CRESPO para GUADARRAMISTAS

Jasminun fruticans. Jazmín silvestre.

Jasminun fruticans. Jazmín silvestre.

Jasminun fruticans. Frutos.

Jasminun fruticans. Frutos.


Culiseta longiareolata, mosquito

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Culiseta longiareolata.

Culiseta longiareolata.

No todas las especies del género Culiseta pican al hombre. Algunas especies solamente pican a los reptiles o a las aves. Culiseta longiareolata está especializada en las aves y en muy raras ocasiones pica al ser humano, aunque también lo hace. Por supuesto, hay especies que se han especializado en la sangre de los mamíferos y esas son las que hay que temer como Culiseta annulata.

El género Culiseta forma parte del orden de los dípteros –Diptera- y está integrado por diferentes especies de mosquitos en la amplia familia Culicidae. Algunas de estas especies tienen la odiosa necesidad de absorber sangre, sin reparar en si la víctima es humana o no.

Son las hembras las que necesitan de la sangre para poder llevar a cabo su ciclo reproductivo. Para ello emplean su larga y puntiaguda probóscide, que a forma de estilete penetra en la piel. En el momento de picar segregan una sustancia que cumple dos funciones: la primera es anestesiar la zona, de modo que el individuo afectado no sienta dolor y no perciba que está siendo picado; y la segunda, impedir la coagulación de la sangre, para que ésta fluya y sea fácil y rápidamente absorbida, -cuanto menor sea el tiempo que tarde en picar, menor será la posibilidad de ser descubierta-. Precisamente es la reacción alérgica a esta sustancia la que nos produce el posterior picor y la erupción cutánea. Algunas personas no manifiestan reacción, o la sufren de forma muy ligera, y es por lo que creen que los mosquitos –o mosquitas- no les pican. Lo cierto es que los mosquitos nos pican a todos, aunque parece que las mujeres, y en ciertos momentos del ciclo hormonal, son más atractivas para las hembras de mosquito, debido a la presencia en su sangre de hormonas y elementos más útiles para los fines reproductores del insecto.

Los machos de mosquito se alimentan de néctar y otras sustancias, aunque eso no les libra de ser aplastados o fumigados, y se diferencian de las hembras por el penacho plumoso que tienen en su cabeza.

Los mosquitos del género Culiseta tienen una peculiar forma de posarse, lo hacen con el cuerpo ligeramente arqueado pero en paralelo a la superficie. En cambio, los temidos mosquitos del género Anopheles, algunas de cuyas especies transmiten la malaria, se posan con el cuerpo totalmente inclinado.

Las larvas de los mosquitos necesitan del medio acuático para desarrollarse, así como unas temperaturas altas y estables.

Algunos peces son voraces consumidores de larvas de mosquito, como la gambusia Gambusia holbrooki, un pez que se introdujo en 1921 en las lagunas españolas para combatir plagas de mosquito. No contenta con las lagunas, la gambusia ha ido invadiendo también los ríos. Cosas que ocurren con las especies alóctonas que el ser humano introduce en hábitats que no son los propios. Sin embargo, otras especies animales como la notonecta, un insecto hemíptero que vive en charcas y aguas remansadas, es uno de los más eficaces depredadores de larvas de mosquito, concretamente devora eficazmente las de Culiseta longiaerolata. ÁNGEL S. CRESPO para GUADARRAMISTAS


Los vigilantes del bosque. De las cenderas a los agentes forestales

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Monumento a la Guardería Forestal. Mirador de los Robledos. Valle del Lozoya.

Monumento a la Guardería Forestal. Mirador de los Robledos. Valle del Lozoya.

Todos conocemos que la limpieza y conservación de los montes está atribuida, en la actualidad, a los agentes forestales o medioambientales, que podríamos decir que son los actuales vigilantes del bosque, pero no siempre ha sido así. Hasta finales del s. XIX eran los vecinos de los municipios del área de influencia del bosque los que cuidaban y limpiaban este espacio natural mediante las cenderas o hacenderas.

Los primeros datos de una regulación legal referente a la vigilancia forestal se remontan al s. XVII con Carlos II y sus ordenanzas promulgadas para la vigilancia de animales salvajes y masas boscosas, sin que ello supusiera crear un cuerpo específico. En 1748, Fernando VI nombró a los llamados Guardas de Campo y Monte, que tenían como finalidad evitar los incendios forestales –que por desgracia siempre ha habido-, y vigilar que el ganado no destruyera las plantaciones de repoblación. Carlos III, en 1762, dispuso una Real Orden por la que se creaba la Compañía de Fusileros Guardabosques Reales.

Hasta 1877, año en que se creó el cuerpo de Capataces de Cultivo, no podemos hablar de agentes forestales tal como ahora los conocemos. El capataz de cultivo tenía atribuidas dos funciones. Por un lado, actuaba como policía forestal, y por otro, desempeñaba el cargo de  auxiliar de ingeniería , algo así como ayudante de los  ingenieros de montes para las tareas accesorias y duras que los propios ingenieros no realizaban.

El Reglamento del Cuerpo de Guardería Forestal de 1907 supone el cambio de denominación de capataz de cultivo al de guarda forestal.

En 1941 se publica un nuevo reglamento, el del Cuerpo de Guardas Forestales del Estado, a la vez que se crea la Guardería del Patrimonio Forestal del Estado. En 1972 se constituye el conocido ICONA con la creación de la Escala de Guardas Forestales del ICONA –Instituto de Conservación de la Naturaleza-, que perdurará hasta que la Constitución de 1978 crea  las Comunidades Autónomas con competencias para crear sus propios cuerpos de agentes, algo que plasmarán en sus estatutos de autonomía.

Sin embargo, hasta que a finales del S.XIX no se creara de forma oficial una auténtica policía de montes que se ocupara de la vigilancia y limpieza de los parajes naturales, la actividad era realizada por los propios vecinos de los municipios del área de influencia del monte. Eran las llamadas cenderas o hacenderas, trabajos comunes y variados en beneficio de la colectividad municipal, que en el caso de los relativos al monte incluían su limpieza y desbroce, así como el acondicionamiento y reparación de caminos, usando para ello sus herramientas, sus propias fuerzas y las de sus animales. A la llamada del Ayuntamiento o de la Junta elegida al efecto, los vecinos se ponían manos a la obra para cuidar de sus montes comunes, en lo que llamaban “ir de cenderas”. A cambio de este esfuerzo, se repartían los beneficios que la explotación del bosque producía, algo muy común en tierras de pinares. Las cenderas o hacenderas se remontan a la Edad Media y, sin duda, implicaban a los vecinos, tanto en el trabajo como en el reparto de ciertos beneficios, algo muy recomendable para preservar los bosques y asegurar su buen estado de salud. ÁNGEL S. CRESPO para GUADARRAMISTAS


Leptidea sinapis, blanca esbelta

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Leptidea sinapis.

Leptidea sinapis.

La mariposa Leptidea sinapis, blanca esbelta, pertenece a la familia de los piéridos. Aunque se encuentra distribuida por toda la Península Ibérica no es una mariposa tan fácil de ver como algunos de sus congéneres. Tal vez ello sea debido a su forma lenta y tímida de volar, siempre muy cerca del suelo y en lugares herbosos y con maleza donde pasa desapercibida. Además, su mayor actividad la desarrolla preferentemente por la tarde, cuando la incidencia del sol es menor, al contrario que otras mariposas diurnas que se muestran especialmente activas cuando el sol más calienta.

Tienen gusto por libar sales minerales de las bostas o excrementos del ganado bovino y caballar, momento en el que se concentran en la tarea y es más fácil observarlas.

En la Península vuela en dos generaciones sucesivas entre los meses de mayo  y agosto. La primera generación ocupa el período comprendido entre mayo y junio, y la segunda, entre julio y agosto. En el centro y norte de Europa solamente se da una generación anual.

Las hembras depositan sus huevos en el envés de las hojas de su plantas nutricias, leguminosas de los géneros Lathyrus, Vicia y Lotus, que se encuentran situadas en zonas frescas y algo sombreadas. Las orugas pasan el invierno como pupa, adheridas a los tallos de las plantas y ocultas entre la vegetación reseca que les sirve de cobertura. En el caso de haber dos generaciones, lo que ocurre en el sur de Europa, incluida la Península Ibérica, las orugas que hibernan como pupa son las que resultan de las puestas de la segunda generación anual, que serán, a su vez, los adultos de la primera generación del siguiente año. ÁNGEL S. CRESPO para GUADARRAMISTAS


Lasiommata maera, mariposa pedregosa

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 Lasiommata maera 1024x681 Lasiommata maera, mariposa pedregosa

Lasiommata maera, mariposa pedregosa, es un lepidóptero perteneciente a la familia de los satíridos Nymphalidae-Satyrinae, que está presente en toda la Península Ibérica, excepto la zona suroeste hasta una altitud de 2.000 metros. También se distribuye por Europa continental y Sicilia, exceptuando Gran Bretaña, Holanda, noroeste de Alemania, Dinamarca, las demás islas del Mediterráneo y las regiones más septentrionales de Escandinavia.

En nuestra Península y en el sur de Europa, Lasiommata maera vuela entre los meses de abril y septiembre en dos generaciones. La primera corresponde a las mariposas que vemos entre abril y junio, y la segunda a las de junio septiembre.

La envergadura de sus alas alcanza los 45 mm, lo que la convierte en una mariposa de tamaño medio-grande.

Como su nombre común –pedregosa-  indica que su hábitat son los terrenos pedregosos, canchales y pendientes rocosas. Sienten predilección por los muros de mampostería de piedra que delimitan las fincas, algo que también es habitual en su congénere Lasiommata megera, aunque esta última es más abundante que Lasiommata maera.

Las orugas, que son hibernantes,  se alimentan de diferentes especies de gramíneas, entre otras las de los géneros Poa, Lolium, Bromus, Hordeum, Agrostis o Festuca. 

En el Gran Atlas de Marruecos vuela la variedad meadewaldoi, de mayor tamaño que la que vemos en Europa. Ello es probablemente debido a que la larva pasa más tiempo desarrollándose en un entorno de alta montaña con temperaturas más frías. ÁNGEL S. CRESPO para GUADARRAMISTAS

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Erophila verna, pan y quesillo

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Erophila verna. Yerbecilla o hierbecilla temprana 1024x681 Erophila verna, pan y quesillo

Erophila verna. Yerbecilla o hierbecilla temprana

No podemos decir que Erophila verna, pan y quesillo o yerbecilla temprana, sea una planta muy vistosa. No es grande, no tiene colores muy atractivos y tampoco un perfume destacable. Sin embargo, es de las primeras plantas en aparecer y, por tanto, un anuncio de la primavera, aún cuando todavía sea tiempo de nevadas.

Los agricultores saben perfectamente que cuando esta pequeña planta está presente, el suelo es poco nitrogenado, pobre y poco fértil. Si cuidamos un césped ornamental y empieza a florecer la yerbecilla temprana es que estamos haciendo algo mal y es el momento de nutrir el suelo.

Su hábitat son los campos, caminos, zonas arenosas, graveras y suelos yermos. Se distribuye por toda Europa y florece desde mediados de febrero hasta comienzo de primavera. Las hojas se marchitan antes de que haya madurado el fruto. Según las condiciones climáticas alcanza una altura de hasta 14 cm, pero puede no superar los 3 cm.

Entre los nombres populares de esta crucífera delatora de suelos pobres, se emplea el de hierbecilla o yerbecilla temprana y el de pan y quesillo. Este último es también utilizado para denominar la floración de otras plantas.

Como planta medicinal, Erophila verna tiene propiedades curativas en pequeñas heridas, quemaduras, rozaduras y erosiones cutáneas. Se aplica, sobre la zona afectada, una cocción de sus hojas basales. ÁNGEL S. CRESPO para GUADARRAMISTAS

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Erophila verna

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Empusa pennata

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Empusa pennata 681x1024 Empusa pennata

Empusa pennata

Empusa pennata es un insecto pariente de las mantis, que se caracteriza por su aspecto de palo y su inconfundible penacho o cresta en la cabeza.

La empusa Empusa pennata o mantis palo, como se conoce comúnmente, vive donde la vegetación reseca le permite mimetizarse. El aspecto de estos insectos y su capacidad para permanecer inmóviles les hace pasar completamente inadvertidos, por lo que la dificultad que supone descubrirlos hace que parezcan menos comunes de lo que realmente son.

Empusa pennata se distribuye por el sur de Europa, de forma más abundante en la zona occidental, en la que se encuentra la Península Ibérica. Prefiere terrenos propios del monte mediterráneo con matorrales, arbustos y herbáceas de bajo porte, con  ambientes secos y cálidos. Los machos miden entre 5 y 6 cm, -son algo más pequeños que las hembras que pueden alcanzar unos 8 cm de longitud-. Se alimentan capturando pequeños artrópodos con sus potentes y espinosas patas delanteras. Su estrategia de caza es idéntica a la de las mantis, consiste en aguardar al acecho aprovechando su mimetismo, y lanzar un rápido ataque contra las desprevenidas presas, a las que empiezan a devorar aún vivas.

Las ninfas de Empusa pennata nacen en verano, pasan el invierno en estado semiadulto, en una especie de letargo o diapausa invernal, y se terminan de desarrollar completamente en la siguiente primavera. Por ello, los adultos solamente se observan en la estación primaveral, mientras que en pleno verano únicamente podemos encontrarnos con las ninfas.

La empusa es absolutamente inofensiva para el ser humano, es decir, ni pica, ni muerde, aunque su aspecto, realmente “extraterrestre”, causa cierto reparo a mucha gente. Las protuberancias de su cabeza y la forma de la parte final del abdomen de las ninfas ha hecho que se compare a este insecto con la imagen representada del diablo. De hecho, su nombre Empusa esta relacionado con el “Hades” o infierno de los antiguos griegos. Empusa era la guardiana del Hades o infierno en la obra “Las ranas” de Aristófanes, capaz de cambiar de aspecto y seducir a los hombres para beber su sangre y devorarlos. Quizá la asociación venga de esa costumbre de devorar al macho después de la cópula, que siempre se comenta de las mantis, algo que no es tan frecuente como se dice y aún lo es menos en el caso de las empusas.

En cualquier caso, el aspecto de Empusa pennata, que es una animal benéfico, pues actúa como controlador de plagas, le ha servido para ser relacionado con el infierno, algo común a otros animales en la Grecia antigua, como los perros de tres cabezas o “cancerberos” también guardianes del Hades, o el chacal Anubis en la religión de los antiguos egipcios. ÁNGEL S. CRESPO para GUADARRAMISTAS

Empusa pennata con sus patas delanteras replegadas 680x1024 Empusa pennata

Empusa pennata con sus patas delanteras replegadas

Empusa pennata. Mimetizada en el entorno 681x1024 Empusa pennata

Empusa pennata. Mimetizada en el entorno

Empusa pennata. Vista de sus mandíbulas 682x1024 Empusa pennata

Empusa pennata. Vista de sus mandíbulas

Empusa 681x1024 Empusa pennata

Empusa

 

 

 

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Romulea bulbocodium

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romulea bulbocodium Romulea bulbocodium

Romulea bulbocodium

Romulea bulbocodium es una planta bulbosa de la familia de las iridáceas y de las más tempranas en aparecer, ya que lo hace a finales del invierno o comienzo de la primavera.

El área de distribución de Romulea Bulbocodium ocupa toda la cuenca mediterránea. Está presente por toda la Península Ibérica, en mayor abundancia en la zona occidental, desde los 400 a los 1.500 metros de altitud. Sus habitats son variados: encinares, quejigares, melojares, pastizales, en suelos preferentemente ácidos algo nitrogenados.

Los estambres de color amarillo de la romulea recuerdan a los del azafrán, planta de la que es pariente, como lo es también de los gladiolos o los lirios, todas ellas pertenecientes a la familia Iridaceae. Alcanza los 15 cm de altura, aunque normalmente no llegue a ser tan alta, y florece entre los meses de febrero y abril dependiendo de las condiciones meteorológicas de cada año.

Como planta medicinal, Romulea bulbocodium no tiene un aprovechamiento popular conocido, aunque por la belleza de sus flores se ha recogido como ornamental. Disfrutemos de ella y dejémosla en el campo, que es donde mejor luce. ÁNGEL S. CRESPO para GUADARRAMISTAS

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Megascolia bidens, avispa mamut

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Megascolia bidens. Avispa mamut 1024x681 Megascolia bidens, avispa mamut

Megascolia bidens. Avispa mamut

Megascolia bidens pertenece a los himenópteros, un orden de insectos entre los que se encuentran las hormigas, las abejas y las avispas, y entre estas últimas son las del género Megascolia las más grandes de Europa.

El tamaño de estas avispas puede llegar a los 5 cm, así que no es de extrañar que a Megascolia bidens se le haya puesto el nombre común de avispa mamut, una traducción del inglés “mammoth wasp”. Los británicos, de antigua tradición naturalista, además de contar con ilustres científicos como Charles Darwin, aplican con facilidad nombres comunes a las especies animales y vegetales, algo que es de agradecer y que denota un extendido y popular conocimiento del medio.

Estas avispas gigantes serían temibles si tuvieran malas intenciones, pero raramente pican, aunque las hembras poseen aguijón y tanto hembras como machos cuentan con mandíbulas muy fuertes y desarrolladas que podrían hacer verdadero daño. Afortunadamente, las megascolias no son tan decididas a la hora de atacar como lo son sus parientes, las avispas comunes. La diferencia en su mal humor radica en el hecho de las megascolias son avispas solitarias, mientras que las comunes son avispas sociales que defienden su colonia y ante cualquier intromisión, atacan. En cualquier caso, la picadura de Megascolia bidens parece que no causa mucho más dolor que la de cualquier otra avispa. La mordedura si debe ser interesante, pero el que suscribe desconoce casos reales.

Se distribuyen por toda la Península Ibérica aunque no son muy abundantes. Por desgracia, cada vez hay menos.

Megascolia bidens pasa su vida adulta libando néctar de las flores. Lo hace con mucha tranquilidad, puede pasarse un buen rato entre tomillos u otras plantas ricas en néctar, confiada en que por su tamaño no hay muchos enemigos que la vayan a molestar.

Las hembras depositan sus huevos sobre las larvas de otros insectos después de haberlas paralizado con la picadura de su aguijón. Una de las especies parasitadas es el escarabajo rinoceronte, Oryctes nasicornis, una víctima de suficiente tamaño como para alimentar a la también poderosa larva de Megascolia. Ésta se introduce en el cuerpo de la larva del escarabajo rinoceronte y se desarrolla en el interior de la misma, podemos decir que se la va comiendo desde el interior hasta que emerge para seguir su desarrollo. Lógicamente, la larva del poderoso escarabajo rinoceronte muere al más puro estilo de la película “Alien”, esa con la que nos asustó otro británico, Ridley Scott. ÁNGEL S. CRESPO para GUADARRAMISTAS

Megascolia bidens 1024x681 Megascolia bidens, avispa mamut

Megascolia bidens en una flor

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Pieris napi, blanca verdinervada

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Pieris napi Pieris napi, blanca verdinervada

Pieris napi

La mariposa Pieris napi, blanca verdinervada, es una de las más abundantes y distribuidas, no solamente por la Penínusla Ibérica, sino por toda Europa. También se encuentra en el norte de Asia, Oriente Medio, Próximo Oriente y Norteamérica.

Su capacidad para adaptarse al medio permite su proliferación. No hace distinciones en cuanto a los ecosistemas, ya que vuela lo mismo a bajas altitudes que a altas. Aunque prefiere las zonas húmedas con herbazales y flores, también soporta lugares algo más secos. Podemos decir que cuando vemos una típica mariposa blanca, existen muchas posibilidades de que se trate de Pieris napi, aunque su congénere Pieris rapae, de aspecto muy similar, es también muy habitual.

Las plantas de las que se alimentan sus orugas pertenecen a la familia de las brasicáceas, entre las que se encuentran diferentes especies de Cardamine, Arabis, Alyssum, o las conocidas coles, nabos, mostazas, resedas y berros, entre otras muchas. Esta variedad de plantas aporta a Pieris napi suministro alimenticio abundante durante toda la primavera y el verano, lo cual facilita que, según las zonas geográficas y climáticas, pueda tener hasta cuatro generaciones continuadas a lo largo del año.

Parece evidente que cuanto menos escrupulosa en su alimentación y más flexible a la adaptación del medio sea una especie, más posibilidades tiene de subsistir. Podemos comparar la abundancia de la todoterreno Pieris napi, frente a la escasez de otras mariposas como Maculinea nausithous o Iolana iolas, que reducen su alimentación a una exclusiva planta que solamente se da en muy concretas condiciones.

Pieris napi o blanca verdinervada, -el nombre común hace referencia a las nerviaciones gris verdosas de su reverso, y que la hacen distinguible de otras especies de su género-, tiene una envergadura alar de entre 3 y 4 cm. Vuela, como ya dijimos, en sucesivas generaciones, entre los meses de marzo a octubre. Las larvas hibernan en estado de pupa sujetas en los tallos de sus plantas nutricias, en paredes, muros o piedras, es decir, en cualquier lugar en el que se sientan seguras. Una vez más, Pieris napi se adapta al medio y las circunstancias. ÁNGEL S. CRESPO  para GUADARRAMISTAS

Pieris napi. Cópula Pieris napi, blanca verdinervada

Pieris napi. Cópula

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Abril es rápido en el calendario

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Macizo de Peñalara Abril es rápido en el calendario

El Macizo de Peñalara vestido con su traje de piel de vaca

Amaneció el día, y el día estaba preparado. Tenía bajo su corteza de luz el arrebato de abril. Desde la urbe, subiendo hacia La Morcuera, los pequeños cursos de agua sonaban para desperezar  la hojarasca invernal y pronto, arriba, junto a la fuente Cossío, se estiraba Peñalara bostezando con su pijama de piel de vaca -sus manchas blancas de nieve se van achicando y dejan ver, a cachos, su epidermis de verano-.

Hacia el Valle del Lozoya, los robles que pugnan por estar lo más arriba posible aún duermen sus hojas, que la prudencia obliga a esperar a mayo, pues los altos del Guadarrama son recios en su tierna primavera.  En la bajada hacia Rascafría, sin embargo, los robles más hondos presumen ya de sus primeros puños de hojas, aún cerrados y sin estirar. Sólo la fresneda, atrevida, y todo el bosque de ribera son ya una fiesta.

La primavera ha llegado al Valle del Lozoya. Lo saben todos, los mamíferos, los pájaros, los insectos de efímera vida y los lagartos -alguno se dejó saludar también-. El sol abraza suave los pastos y promete llegar para quedarse, aunque las nubes, pasajeras, le obliguen a desdecirse por instantes.

Abril es rápido en el calendario y hay que aprovecharlo. Entre las calizas y los pastizales, entre el agua a rebosar y la montaña seria -porque estas montañas son serias-, la más grande de las sorpresas, la búsqueda hallada y la alegría infinita de encontrar una planta, una simple plantita, pequeña y a ras de suelo, nada presumida ni espectacular, aunque a nuestros ojos sea un tesoro. Hablamos del geranio del Paular.

Esta sorpresa vegetal sólo se da en el planeta Tierra en un par de enclaves, y nosotros la hemos saludado hoy, entre la brisa fresca de las sombras y las rocas calizas que la coronan. Ahí reina ella con su ejército de dragones y demás reptiles alrededor, bien custodiada y servida por otras diminutas señoritas como orquídeas,  globularias y espuelillas, cerca de las oquedades que rezuman brillantes trazos de agua, por los que  si uno se fija bien, se desprende, además, una luz muy especial, pero hay que fijarse bien, con los ojos hambrientos de emoción.  Y es que la magia de la luz de Madrid aún sólo está disponible para algunas miradas. Por cierto, ya lo descubrió García Márquez desde “el piso quinto del número 47 del Paseo de la Castellana. En Madrid de España, una ciudad remota de veranos ardientes y vientos helados, sin mar ni río, y cuyos aborígenes de tierra firme nunca fueron maestros en la ciencia de navegar en la luz” (del cuento de Gabriel García Márquez, La luz es como el agua). 

Aprendamos, sin demora, la “ciencia de navegar en la luz” para reconocer el paisaje, para apreciarlo y cuidarlo. Solo así, como navegantes de tierra, aprenderemos a reconocernos y a apreciarnos en él como en el espejo fiel de lo único que de verdad somos, paisaje. ISABEL PÉREZ

Geranio del Paular Abril es rápido en el calendario

El geranio del Paular, el mejor encuentro del día

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Melanargia occitanica, medioluto herrumbrosa

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Melanargia occitanica medioluto herrumbrosa Melanargia occitanica, medioluto herrumbrosa

Melanargia occitanica, medioluto herrumbrosa

Melanargia occitanica, medioluto herrumbrosa. Por los colores y dibujos de su anverso, Melanargia occitanica es muy similar a otras especies de su género, pero son las nerviaturas ocres del reverso de sus alas posteriores las que la hacen perfectamente distinguible. Eso sí, para apreciar esos bonitos colores de aspecto herrumbroso será necesario verla quieta, algo muy difícil, porque Melanargia occitanica es activa, imparable, nerviosa y desesperante para quienes pretendan acercarse a ella.

La especie presenta tres variedades localizadas en diferentes zonas de Europa y África. La primera es Melanargia occitanica occitanica y se distribuye por la Península Ibérica, en una franja que se extiende desde Portugal, ocupando la amplia zona central, y que llega hasta Cataluña en el noreste y hasta el sureste de Andalucía. La segunda, Melanargia occitanica pherusa, localizada en Sicilia; y la tercera, Melanargia occitanica pelagia, en el Atlas, en Marruecos, y el oeste de Argelia. Las tres presentan ligeras diferencias en sus dibujos y formas.

La que vuela en la Península Ibérica lo hace en una sola generación, entre los meses de abril y junio, y es la más tempranera de todas las especies del género Melanargia. Prefiere los terrenos secos y soleados característicos del monte mediterráneo, como son los espartales y tomillares con presencia de sus plantas nutricias, que son las gramíneas de los géneros Cynodon, Dactylis, StipaBrachypodium o Festuca.

Melanargia occitanica, a la que los característicos colores marrones de sus nerviaturas otorgan el nombre común de medioluto herrumbrosa o medioluto venas ocres, pasa el invierno en forma de crisálida oculta a ras de suelo, entre la vegetación reseca. El curioso nombre de medioluto, que se aplica a todas las especies del género Melanargia, proviene de la presencia de los tonos negros y oscuros -de luto-, en combinación con el blanco que presenta en el anverso de sus alas. ÁNGEL S. CRESPO para GUADARRAMISTAS

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